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Reconozco que en muchos aspectos no me siento montevideana, y que sólo algunas cosas me llegan mas que otras de esta ciudad. Una es haber descubierto el candombe.
Este domingo me dirigía hacia otra parte, y esa tarde tuvo el encanto particular del placer que provoca saltearse itinerarios planeados, y seguir los estímulos del 'sin horarios', para ver qué pasa, o no, que no pase nada. No es la primera vez que los veía, sólo que me detengo para darme el gusto de mi tiempo.

Bajo por la calle Paullier y veo tambores calentando sus lonjas, acompañando todo ese ritual previo al golpe.


Vecinos en las veredas, otros sólo curiosos como yo, me acerco al grupo..saco algunas fotos. Al principio quizás por las fotos, me toman por turista, me comentan que tiene un blog www.lapoliecandombe.blogspot.com.


Diría que el registro de sus integrantes era variado, pero mas bien parecen estudiantes universitarios en su mayoría, y alguno del barrio, como siempre.

Aqui dos pianos calentando, piano: tambor mas grande.



Distinguiría dos grupos, los curiosos como yo, y los que participan en alguna medida.
Entre los curiosos hay mas bien timidez, poca conversación, generalmente expectantes con el mate, o algun 'caño' esperando por el toque, sentados en la vereda o parados en la calle. Es mas bien de observación, y las conversaciones de siempre, 'nada mirando, todo bien?', 'qué mal jugó nacional'..'acá andamos aprovechando unos mates'...'un tarado el flaco, decía cualquiera..'
Un chico pensando en mi condición de turista me dice que el sale en la cuerda del Buceo, y me explica los diferentes toques según el tambor. Le digo que soy de aqui, pero desconozco el tema, y que recién ahora comienzo a distinguir.

Los que participan o afines.
Mientras calientan lonjas, los conversaciones que se suceden, o pasan, no difieren de las tantas que escucho por ahí, en la cantina de facultad, en alguna feria, o en la rambla. Pruebas de facultad, el 'laburo', la destrucción del sábado a la noche, algunos toman cerveza, otros comparten maconha.
Cada tanto algún repique para tantear los tonos de las lonjas, instantes que se prolongan hasta que comienzan agruparse para salir.


Terminó el ritual y poco a poco se afina el ritmo de los tambores hasta alcanzar una identidad rítmica. Salen Paullier abajo, hacia el parque...la gente del barrio solo camina atrás en silencio, pocos se agitan o hacen palmas, sólo algunos padres con sus chiquitos se mueven, el resto parece disfrutar mas de la implosión. Pensaba en Brasil, todo da em samba, y aqui en la timidez montevideana.
Intento algunos pasos, o hacer ritmo con las palmas..me sentí ridícula al principio, después no, era mi tiempo, mis ganas, lo disfrutaba.

Concluyo que me interesa mas el ritmo casi catártico y visceral que el ritual previo.