sábado, 1 de noviembre de 2008

/mucho de face poco de book



A decir verdad creé mi perfil en Facebook porque era la única manera de estar en contacto con una amiga porteña que descubría internet, y tiene aversión "a esto de las computadoras".

Es una herramienta de doble filo, podes encontrarte con quienes te interesan pero estás expuesto a que te encuentren aquellos de quienes no te interese un pomo su vida, ex compañeros de liceo, facultad, etc.

No le veo la gracia, porque no funciona como comunidad, es un egotrip, una forma demasiado díscola del peor instinto gregario, esto a pesar de los esfuerzos de algunos grupos mas inquietos. Que por suerte la gran mayoría, tienen sus web. Otro motivo para no estar.

Prefiero pertenecer a foros, googlegropus, etc, antes que a este invento que parece no despegar nunca, y que no me ofrece lo que me interesa y puedo obtener por otras vías en la web. Uno espera que suceda algo que nunca sucede, es como quedar en la previa.

También me molesta soberanamente que se use tan trivialmente la palabra amigo, es como si forzaran a crear una hermandad inexistente.
Funciona como una sublimación del chisme a escala global, para saber de los otros doy algo de mi a cambio, alguna foto, escribiendo algo de lo que hago. Juego tonto.

Estoy paspada que me avisen que juan se fue a dormir, que sarita actualizó fotos del bar mitvah de su sobrino, que me agreguen como amiga personas que apenas conozco, que me lleguen avisos de encuentros, etc. No me interesa, es poco en relación al volumen de data.

Sumado a que ando paranoica en eso de dejar mis datos por ahí, asi sean pocos.
Y los artículos de rebelion.org y The Guardian contribuyeron a desalentar los vestigios de mi tolerancia hacia este tema.









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